viernes, 16 de marzo de 2012

Universidad, su rol en la sociedad y calidad en la enseñanza superior, Humberto Maturana, Ximena Dávila

                                                                                      
                                                                                                            Ver vídeo 1ª parte, 2ª parte
                                                                                                               http://www.matriztica.cl/

Humberto Maturana Romesín

Médico, Epistemólogo y Doctor en Biología, Premio Nacional de Ciencias 1995.
Fundador y profesor de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile y cofundador de la Escuela Matriztica de Santiago.
Ha desarrollado numerosos trabajos científicos, siendo sus obras traducidas a varios idiomas y recibiendo numerosos reconocimientos internacionales.

Ximena Dávila Yáñez

Epistemóloga y orientadora en relaciones humanas, laborales y de familia. Creadora de la noción de Epistemología Unitaria. Dearrolló "el conversar liberador", bajos los fundamentos de la Biología del conocer y del Amar, cofundadora de la Escuela Matrística de Santiago.
Junto con Humberto Maturana, desarrolló seis ensayos sobre "El Habitar Humano en Biología Cultural".



REFLEXIÓN SOBRE LA CALIDAD EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR PARA EL MUNDO DE HOY:

¿QUÉ ES LA UNIVERSIDAD?
¿CUÁL ES SU ROL EN LA SOCIEDAD?
¿EN QUE CONSISTE LA CALIDAD DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR, QUE SE NECESITA PARA EL MUNDO DE HOY?
¿CÓMO HA DE SER LA FORMA DE APRENDER?

Humberto Maturana Romesín y Ximena Dávila Yáñez (Transcripción literal del vídeo tomado en Marzo 2012 por la Fundación Gaia)

Ximena:

Yo empezaría por hacernos una pregunta a nosotros mismos.  Qué es la educación?

Humberto:

La educación es una intención, es el intento de crear un espacio que sea capaz de acoger en las distintas dimensiones del vivir que no quedan contenidas en el vivir familiar.

Así surge, y eso ha tenido distintos grados en la historia de la humanidad según lo complejo que se ha ido haciendo  ese espacio extra familiar donde las personas tienen que vivir.  Porque el espacio familiar es pequeño con respecto a todo lo que tiene que suceder para que existan los medios de subsistencia, para que exista el bienestar, para que exista el encanto de hacer lo que se hace.

Ximena:

Entonces, la educación como dice usted, se da en éste espacio que se hizo artificioso para educar. Pero la pregunta iba más hacia qué es la educación en el educar.

Humberto:

Yo diría que, en términos generales, el educar es crear un espacio de convivencia, en el cual los niños se transforman con los adultos, e idealmente aprenden a desear ciertas cosas, a tener preferencias, gustos en la relaciones humanas y a escoger y decidir lo que quieren hacer.   Porque esa es la única forma de que puedan crecer como adultos responsables en el mundo que tienen.

Ximena:

O sea podemos hacer una diferencia entre educar y enseñar.  Educar, o la educación, como dice Humberto es la transformación en la convivencia con los adultos con quienes vivimos, con la comunidad con la que vivimos.  O sea, desde que nacemos nos estamos transformando, desde que nacemos nos estamos educando y hasta que nos morimos.  Nos estamos transformando en la convivencia. 

Y para eso existe el enseñar.  Para enseñar o dirigir la mirada del niño o de la niña están las escuelas, están los colegios, están estos espacios como un espacio para una enseñanza particular.

Humberto:

Claro, en el enseñar uno enseña, muestra cómo, cómo se hace una mesa, cómo se planta un árbol, lo que quiera que fuere.  Pero educar como tu acabas de decir, es guiar el vivir.  Los niños de todos modos, todos nosotros, cualquiera sea la edad, nos vamos transformando en la convivencia con los otros con los cuales vivimos y particularmente con aquellos que respetamos, personas adultas, o mayores que nosotros, que merecen nuestro respeto y nos inspiran de una manera deseable por nosotros.

Ximena: 

O sea las profesoras y profesores inspiran, educan las ganas, las ganas de aprender, las ganas de saber un poco más allá.  Sin embargo con todo esto aparece el tema para el cual ustedes nos han convocado: qué es la Universidad. 

Decimos que la educación está en crisis y no sé si es la educación  la que está en crisis, o somos nosotros los seres humanos los que estamos en crisis y como nosotros los seres humanos estamos en crisis, están en crisis las organizaciones que hemos creado.  Por lo tanto, el que la educación como un eje fundamental del espacio social de los individuos esté en crisis, hace que estén en crisis también las organizaciones y entre ellas la Universidad.

Humberto:

Yo pienso que es una crisis curiosa esta, porque es una crisis que consiste en el apego, el apego a ciertas nociones de cómo debe ser, el apego a la noción del éxito, el apego a la noción de la autoridad, el apego a la noción de la riqueza, del poder, que guían  y si la educación no nos lleva a la satisfacción de esos apegos entonces decimos que está mal, que la educación está en crisis. 

Resulta que con los apegos, lo que alegamos es aquello.

Pero si hacemos la educación a partir de lo que conversábamos hace un instante, llevar a los niños, los jóvenes y los adultos a reflexionar, a escoger desde ellos lo que quieren, no desde ideas, o de doctrinas, sino desde el mundo que ellos quieren hacer con su vivir…



Ximena: 

Y yo acepté esta invitación a reflexionar junto con Humberto porque yo también creo que hay una gran oportunidad de preguntarle a un Premio Nacional de Ciencias, a un Biólogo, a un Científico como Humberto, cómo vivió él la Universidad, cómo fue la Universidad que lo acogió, como fue ese espacio con sus maestros y maestras, que hoy día echamos de menos, cómo fue el espíritu de esa Universidad, que él replico también en la sala de clases, en el aula con sus alumnos y que hoy día nosotros tenemos en la Escuela Matrística con un grupo de alumnos de Humberto ya mayores, grandes científicos, grandes médicos, personas que lo recuerdan, que recuerdan sus clases.  Aaquí tenemos el ejemplo vivo de una Universidad que encantaba a sus alumnos.

Humberto:

Para mí la Universidad fue de hecho un lugar que me invitó a ampliar mi curiosidad haciéndome preguntas, a ampliar mis conocimientos en distintos temas, estudiando, mirando, y sobre todo a reflexionar.  A reflexionar sobre la validez de las cosas que se decían que eran válidas.  No en términos de criticar, sino que de preguntarse desde dónde esto es válido y cómo va.  Conversar con los profesores y ampliar continuamente el espacio de reflexión. 

Porque la Universidad en ese sentido es un espacio donde uno va a aumentar su capacidad de hacer, a aumentar su capacidad de reflexionar en torno a un conjunto de temas y de cosas que tienen ver con el vivir que uno quiere. 

Uno quiere ser médico y resulta que en la época que yo estudiaba medicina, uno quería ser médico para devolverle al país lo que había recibido del país y ése era el sentido, entonces uno tenía que ser serio en eso.  Pero no tanto tenía que ser, sino que todo lo invitaba a uno a ser serio, porque uno estaba haciendo algo que quería ser y uno tenía que ser responsable de lo que pasase con lo que uno hacía en el futuro.

Ximena:

O sea el espíritu era estudiar para devolverle al país y ahora estudiamos para irnos del país.  Entonces ese espíritu, ese sentido de pertenencia, ese origen humano de devolverle a otro lo que me dio, hoy día parece que no tiene presencia.

Humberto:

No, y por eso yo hablaba de apego, porque el apego es una cosa muy interesante.  En el apego uno quiere algo, pero no está dispuesto a reflexionar desde dónde lo quiere.  No está dispuesto a reflexionar desde el querer aquello.  Riqueza por ejemplo, sí la riqueza es un valor, hay que hacerse rico, hay que ganar más, hay que crecer…, y por qué?  Desde dónde?  Para qué?  Qué es lo que fundamenta eso como un valor? por poder?  Y eso es lo que se está negado en el apego, la posibilidad de preguntarse por los fundamentos donde uno acepta aquello que uno está aceptando.  Y ponerse a decir de pronto, ha! pero esto no es lo que yo quiero.  Pero para eso tengo que mirarme en una reflexión.

Ximena:

Claro, y cuando uno está en un apego, está en una certidumbre, las cosas son así.

La invitación en la nueva Universidad es a soltar estos apegos.  O sea, hacernos la pregunta, qué cosa estamos conservando en nuestros espacios universitarios que hay tanta queja, que hay tanto dolor.  Qué espacio no se está generando de modo que haya preguntas.  Nosotros hemos ido con Humberto a estar con chiquillos en la Universidad y les decimos, una preguntita por el amor de Dios!, porque no hay preguntas.  Si no hay preguntas, no hay curiosidad, si no hay curiosidad no hay ganas de aprender.  Sólo hay ganas de tener un título para irse fuera a ganar un sueldo X, y no dejar en Chile lo que es de Chile.

Humberto;

Y eso que tu decía antes, que queremos conservar, porque también estamos ocultando esta cosa tan fundamental que es el conservar, bajo la idea de que tenemos que cambiar.  Por ejemplo el apego de innovar, hay que innovar! Porqué? bueno, porque hay que innovar, eso es lo importante, la innovación!  O hay que cambiar! porqué? Bueno, porque todo esta malo hay que cambiar!  Bueno pero qué queremos conservar, y nunca aparece esa pregunta que tú señalabas hace un instante, la más fundamental.  Qué es lo que le enseña uno a sus hijos cuando están creciendo en la casa, a conservar, conservar la seriedad, conservar el cuidado…

Ximena:

Conservar la curiosidad

Humberto:

Conservar la curiosidad, conservar la disposición a aprender, conservar la disposición a corregir los errores.  O sea, no es el cambio lo importante.

Ximena:

Es lo que se conserva.

Y yo estoy segura que los profesores de las Universidades tienen muchas ganas de seguir investigando, tienen muchas ganas de tener espacios de conversación con sus alumnos, pero tienen que cumplir horas, tienen que cumplir con una cierta cantidad de escritos de papers, porque lo evalúan bajo esa lupa. 

Entonces, de esta Universidad que usted vivió, cual es el espíritu que usted diría que debiera renacer para tener una Universidad con talleres, como usted ha dicho, renacentistas.

Humberto:

Claro, yo trataba mi laboratorio como un taller renacentista, es decir un taller en que se estaba dispuesto a preguntárselo todo, a investigarlo todo, no de una manera loca no, sino que de reflexión, de conversar.  Existía la oportunidad de hacer, hacer experimentos, es la oportunidad de hacer algo, que es la búsqueda, seguir caminos y ser consciente de porqué uno está siguiendo ese camino.  Qué es lo que uno quiere hacer, para dónde uno quiere ir y desde dónde quiere uno ir allá.

Yo encontré en la Universidad ese espacio.  Un espacio donde se reflexionaba, donde era posible conversar, donde era posible preguntarle a los profesores y los profesores estaban allí dispuestos a contestar.

Ximena:

Y tenían el tiempo y la disposición y las ganas porque era otro espíritu, otro espacio psíquico, otro espacio emocional que había en ese momento, que usted después replicó en sus clases, cuando usted sacaba un ratón de un huevo y los alumnos se reían, o lo encontraban maravilloso.  Porque un profesor es como un mago también en el encantar, la emoción, el sentir de sus alumnos y las ganas de seguir preguntando.

Humberto:

Claro, yo exactamente hacía eso.  En las clases yo inventaba algo que constituyese una contradicción.  Por ejemplo, yo empezaba la clase y metía la mano en el bolsillo y decía, ah! Tengo un huevo, esto traigo para el almuerzo, un huevo.  Qué espera uno que salga del huevo, un pollo!  Se caía el huevo y salía un ratón.  Y ahí estaba yo persiguiendo al ratón! 

Pero eso era una pregunta para reflexionar sobre eventualmente el determinismo estructural, sobre las coherencias en los procesos biológicos, sobre la armonía ecológica, de lo que quiera que fuere que surgía allí a través de una contradicción, en ese caso.

Ximena:

Yo no estuve en las clases de Humberto, pero si he estado con personas que estuvieron en sus clases y se sienten maravillados de todo lo que aprendieron sin darse cuenta que aprendían.  Yo creo que esa es la magia, de aprender sin darse cuenta de que uno está aprendiendo.

Yo estudié en un instituto profesional y donde yo estudie también había magia.  Había magia por lo humano, había magia por la persona, había magia por entender el dolor y a la vez el bienestar humano.

Y… qué queremos de la Universidad hoy día?

Humberto:

Lo que yo quisiera es que la Universidad fuese ese lugar donde los jóvenes van a encontrar maestros que respetan, que están dispuestos a conversar con ellos, que los escuchan, no en términos de competencia sino en término de la reflexión, estar dispuesto a preguntarse por todo.  No locamente sino que según la circunstancia lo va diciendo.  Hay que hacer esto, porqué? desde donde?  Yo quiero hacer tal cosa, porqué?  Esto se explica de esta manera, cuáles son los fundamentos, cómo?

Pero en una conversación que le vaya a uno mostrando, cómo va el pensamiento, qué mira y cuál es el sentido que eso tiene en el mundo que se está creando.  Que nosotros estamos creando, las personas, los adultos.

Ximena:

Y esta mirada que se tiene de la Universidad hoy como una fábrica que enseña a robots para que puedan operar en el mundo? 

Nosotros estamos invitando no a una fábrica, estamos invitando a una comunidad humana que curiosea, investiga, que se pregunta y que genera buenas personas.

Humberto:

Y para eso tenemos que abrir la legitimidad de la reflexión, saliendo del espacio de la competencia, salirnos de esta exigencia de la innovación, si vamos a innovar de todos modos.  Como tú dices el bebé nace innovador, nace creando el mundo.

El tema no es la innovación.  Qué es lo que quiero yo, qué curiosidad tengo, dónde creo que puedo, no que pueda mirar algo nuevo, sino que hay algo que me interesa y que al interesarme eso me revela, me revela algo.

Ximena:
Para que las personas que digan me recibí, tengo un cartón, soy especialista en una red de conversaciones, soy médico, soy ingeniero, soy abogado, pero además soy feliz.  Soy una persona que hace lo que quiere hacer en su vida.

Humberto:

Y ese vivir tiene sentido para la comunidad a la cual uno pertenece.

Yo creo que la gran queja de los estudiantes ahora es que su vivir no va a tener sentido, porque está inmerso en la idea de la competencia, de la innovación, de cosas que son ajenas del vivir mismo.  No los procesos que lo llevan a uno a hacer cosas que tienen sentido para la comunidad. 

Por ejemplo tu me leías hace poco un artículo de un médico en el Sur de Chile, sobre un grupo de médicos en Aisén, con una comunidad humana muy alejada, con contactos muy difíciles,  y cómo inventan una red de conversaciones con los técnicos, con las enfermeras, etc., para que aunque no se puede estar en todas partes, aumente la capacidad de acoger, de acompañar, de crear bienestar para las comunidades que no tenían visita médica más que cada varios meses. 

Eso es innovación?  Sí por supuesto que es innovación porque ese no existía antes!  Pero hace sentido en la circunstancia en la cual la innovación se plantea.

Ximena:

O sea, lo deseable es que las personas que salgan de la Universidad tituladas sean personas que le importen las otras personas también.

Humberto:

Exacto, y si miramos un poco a esta innovación, de la cual estoy hablando, de ese artículo que tú me mostraste, lo central es lo que se quería conservar.  Lo que se quería conservar era la calidad de la atención médica, la calidad de las condiciones generadoras de bienestar para las personas que usaban la atención médica.  Pero para conservar eso, hubo que hacer algunas transformaciones de las relaciones de los médicos, de las enfermeras, de los ayudantes, que pudiesen constituir las personas encargadas de esa tarea.  Entonces la innovación aparece en relación a lo que se quiere conservar, no como un valor en sí.

Ximena:

Entonces para terminar lo que podríamos decir, más que decir qué queremos, es dejar una pregunta: qué se quiere conservar en el espacio relacional, comunitario de aprendizaje en una Universidad hoy día?  Porque si uno distingue lo que quiere conservar en ese espacio, todo lo otro puede cambiar.

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